Después de esto miré, y he aquí una gran multitud’, la cual Nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos” de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz. diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Apocalipsis 7:9, 10.

Luego de la mención de las cuatro señales en el mundo físico precursoras de la segunda venida de Cristo, y ante tan convulsivas escenas que acompañarían el fin del mundo, se hace la crucial pregunta: “¿Quién podrá sostenerse en pie?” (vers. 17).

La pregunta tiene que ver con las condiciones apremiantes que habrá hacia el fin de la historia, pero sobre todo con la salvación, y la respuesta está en el capítulo 7 de Apocalipsis representada por un

grupo enigmático que aparece allí, los 144 000 sellados. Ellos son los que estarán en pie (es decir, salvos y que podrán soportar las escenas dramáticas del fin de la historia) cuando Jesús venga a buscarnos. Son el pueblo que estará vivo en ese momento y al que Jesús vendrá a rescatar.

Muchos creemos que el número 144 000 es simbólico, ya que entre otras razones, aun en tiempos de Juan ya no existía la mayor parte de las tribus de Israel, destruidas por Asiria en el año 722 a. C. Más bien, este grupo está representado por la gran multitud mencionada en nuestro texto de reflexión para hoy, que son una compañía que ha salido “de la gran tribulación”, que ha soportado la persecución por amor n Jesús y que “han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Ahora gozan de las eternas bienaventuranzas del ciclo, alejados de toda incomodidad, sufrimiento y dolor que padecieron en la tierra. Pero es únicamente por la sangre de Cristo y su gracia salvadora que este grupo puede tener esperanza de salvación.

Hoy es el día de tu decisión: ponte del lado de Cristo en medio de este gran terrible experimento de la rebelión, quien no solo será el vencedor en este gran conflicto cósmico con las fuerzas del mal, sino también es el que tanto te amó que como cordero inmolado. se entregó en la cruz por ti para que seas salvo.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El Tesoro Escondido”
Por: Pablo Claverie






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